LOS CRITERIOS DE
EVALUACIÓN
(Miria Gavilán pauyac)
Los criterios de
evaluación son los principios, normas o ideas de valoración en relación a los
cuales se emite un juicio valorativo sobre el objeto evaluado. Deben permitir
entender qué conoce, comprende y sabe hacer el alumno, lo que exige una
evaluación de sus conocimientos teóricos, su capacidad de resolución de
problemas, sus habilidades orales y sociales, entre otros aspectos.
Los criterios de
evaluación deben concretarse en distintas dimensiones, su dimensiones y
atributos que permitan medir de manera más precisa la evolución en el
aprendizaje del alumno, su nivel y calidad.
Las dimensiones son los
diferentes aspectos que componen el objeto de evaluación. Las subdimensiones
son diferentes facetas de una dimensión. Los atributos son cada uno de los
elementos o ítems que globalmente constituye una dimensión.
Para definir los
criterios de evaluación es necesario tener en cuenta las siguientes
recomendaciones:
i) Para cada contenido
determinar que competencias se esperan desarrollar y establecerle un criterio
de evaluación.
ii) Especificar
claramente el tipo y grado de aprendizaje que se pretende que el alumno
alcance. Deben hacer referencia a aprendizajes relevantes, entendiendo como
tales, aquellos necesarios para que el alumno avance en dicho proceso.
iii) Determinar un
aprendizaje mínimo y, a partir de él, fijar diferentes niveles para evaluar la
diversidad de aprendizajes.
En la evaluación del
aprendizaje con un enfoque educativo con orientación por competencias, ya sea
para programas de estudio por asignaturas o con estructura modular o también
para cursos específicos, es un requerimiento necesario y complementario a la
tarea evaluadora el establecer criterios de evaluación para los diferentes objetivos
o aprendizajes esperados, planteados en los diferentes programas de asignaturas
o cursos.
Los criterios de
evaluación, deben entenderse como indicadores concretos de aprendizaje, los
cuales deberían demostrar los alumnos como producto del proceso enseñanza y
aprendizaje.
También debe
considerárselas como parámetros o patrones, los cuales son utilizados para
designar una base de referencia para el juicio de valor que se establece al
evaluar.
Los criterios definen “lo
que se espera” de algo que se evalúa, es decir, que por medio de
estos se puede realizar la “lectura” del objeto
evaluado y compararlo con un referente o estándar de desempeño. En
este sentido, establecen el nivel requerido y esperado de los aprendizajes y
definen cuándo se considera que un alumno y alumna ha conseguido un objetivo
determinado.
El establecimiento de los
criterios de evaluación requiere de una especificación de los aspectos a
evaluar a través de indicadores concretos, consensuados, comunes, y conocidos
por los sujetos de la evaluación.
Este proceso se hace
especialmente necesario cuando se espera valorar en forma uniforme y estándar a
un grupo determinado, en este caso de estudiantes.
Los criterios de evaluación
son producto de un análisis y reducción didáctica de docentes expertos en las
temáticas de la asignatura, los que proponen la base común estándar o base
mínima a alcanzar por los alumnos.
“Pensar en
criterios es reflexionar respecto qué evaluar”
Frente a los diferentes
objetivos o aprendizajes esperados se proponen los criterios de evaluación o
indicadores a considerar y en base a estos, se sugieren y elaboran
posteriormente las preguntas para las pruebas y las pautas de observación.
La evaluación
basada en criterios previamente establecidos, permite al docente hacer un análisis de
resultados de aprendizaje más fino dentro de un mismo objetivo para conocer en
qué medida cada uno de sus alumnos ha logrado los conocimientos o competencias
específicas y por ende cuánto de las materias vistas en clases han sido
efectivamente entendidas.
Por otra parte, el que el
docente conozca anticipadamente y específicamente lo que se espera que logren
los alumnos facilita su tarea de desarrollo de material didáctico efectivo para
su asignatura, en la medida en que sus guías de aprendizaje, ejercicios y otros
estén asociados a las pautas de evaluación preestablecidas.
Estos criterios de
evaluación deben ser entregados a los alumnos desde un inicio, es decir, previo
al proceso de enseñanza-aprendizaje, de esta forma alumnos y docentes comprenden
y pretenden lo mismo en las situaciones de evaluación, lo que facilita al
docente elaborar pruebas más justas y a los alumnos estudiar mejor y tener
mayores opciones de obtener buenos resultados.
Los criterios de evaluación son un medio que permite seleccionar los aprendizajes más relevantes de un objetivo de aprendizaje, ya sean de tipo conceptual, procedimental o actitudinal.
El énfasis de estos, por lo tanto, puede estar centrado en:
–Comprobar en qué medida se han interiorizado los conceptos de la asignatura (SABER).
–Observar cómo se lleva a cabo un conjunto de acciones secuenciadas, ejercicios, resoluciones de problemas, etc. (SABER HACER).
–Determinar el grado de adopción (interiorización) de una actitud o valor (SABER SER).
¿Qué es la evaluación formativa?
La evaluación formativa es un proceso en el
cual profesores y estudiantes comparten metas de aprendizaje y evalúan
constantemente sus avances en relación a estos objetivos. Esto se hace con el
propósito de determinar la mejor forma de continuar el proceso de enseñanza y
aprendizaje según las necesidades de cada curso. El enfoque de evaluación
formativa considera la evaluación como parte del trabajo cotidiano del aula y
la utiliza para orientar este proceso y tomar decisiones oportunas que den más
y mejores frutos a los estudiantes. El proceso de evaluación formativa buscar
responder a las siguientes preguntas:
¿Hacia dónde vamos?
Es
importante que el profesor y los estudiantes compartan el mismo objetivo y que
sea claro para estos últimos. No basta con entregar un objetivo al alumno; el
docente debe cerciorarse de que este puede explicar cuál es la meta del
aprendizaje y cómo se evaluará, de manera que los estudiantes al comprender
puedan monitorear su propio aprendizaje. ¿Hacia dónde vamos? busca responder:
hacia dónde deben ir los estudiantes y cómo el docente los puede guiar, para
esto es fundamental: » Establecer metas de aprendizaje 2 claras y definidas. »
Definir indicadores de desempeño que den cuenta del logro de los objetivos. »
Promover la comprensión de las metas de aprendizaje de parte de todos los
estudiantes
¿Dónde estamos?
En esta
etapa, los estudiantes y el docente revisan los conocimientos, preconcepciones
y acercamientos que tienen sobre el objetivo de aprendizaje o específicamente
sobre los contenidos que se han propuesto como desafío. De esta manera todos
los participantes de una clase saben dónde están situados para alcanzar la
meta; es decir, dónde comienzan para avanzar en este proceso. Todos los
conocimientos que los estudiantes traigan consigo, así como las preconcepciones
y posibles errores, servirán como base para construir los nuevos aprendizajes.
Esta etapa es importante para no sobrecargar la clase con contenidos que tienen
evidencia de estar comprendidos por los estudiantes, así como para no apurar la
facilitación de la clase hacia habilidades o contenidos para los cuales los
alumnos no están preparados. Con todo, visualizar dónde estamos en conjunto
entre profesor y estudiantes, ayudará a tomar mejores decisiones respecto de la
actividad planificada y/o del desarrollo de la clase. ¿Dónde estamos? espera
conocer y aplicar técnicas de levantamiento de información sobre cómo se
encuentran los estudiantes en cuanto al logro de aprendizajes; para esto es
necesario: » Conocer las trayectorias y niveles de progreso que siguen los
aprendizajes. » Analizar los errores de los estudiantes e interpretar los
resultados en base a las metas propuestas
¿Cómo seguimos avanzando?
La última
etapa de la evaluación formativa se relaciona con la entrega de
retroalimentación efectiva, pero ¿cómo sabemos si la retroalimentación es
efectiva o no? En evaluación formativa es necesario que una retroalimentación
sea clara y esté centrada en lo que el estudiante realizó correctamente y lo
que debe hacer para mejorar o seguir adelante. Es una guía para alumnos y
alumnas, quienes deben corregir o mejorar personalmente su desempeño, con la
colaboración de su profesor o de sus compañeros de clase.
Es una
evaluación al servicio del aprendizaje, pues es utilizada como una herramienta
para aprender porque fomenta el rol activo del estudiante a través de la
retroalimentación efectiva, la evaluación entre pares y la autoevaluación. En
este sentido, todos los actores de una clase son parte y protagonistas de este proceso
de evaluación y todos tienen las mismas oportunidades de aprender, pero también
de enseñar. Finalmente, la pregunta ¿Cómo podemos seguir avanzando? espera
entregar retroalimentación efectiva sobre cómo los estudiantes pueden continuar
y cómo el docente los puede guiar en sus próximos desafíos de aprendizaje; para
esto, resulta importante: » Realizar una reflexión crítica sobre la propia
práctica. » Manejar una variedad de estrategias para ajustar la enseñanza a las
necesidades de los estudiantes. » Usar estrategias para promover la
colaboración entre estudiantes. » Usar estrategias que promuevan el desarrollo
de la autoeficacia y hacer responsables a los alumnos de su propio aprendizaje.
» Compartir experiencias exitosas entre los docentes.
ACTIVIDAD
Reflexión sobre los que venimos trabajando sobre los criterios de
evaluación en nuestra área